No están hechas de oro u otro metal precioso, no, sino en barro, material de pobres. Y no pertenecieron a ningún soberano ni personaje ilustre, no, fueron de una niña y a ella acompañaron en su último viaje en la barca de Caronte al más allá, permaneciendo por siglos "dormidos" junto a los restos mortales de ésta, dentro de su tumba. Se trata de dos pequeños muñecos. Uno de ellos, del s. II a.C. hallado en la ciudad greco-romana, es un pequeño panadero. Ahí reside lo curioso del caso: hasta ahora no se había encotrado muñeco alguno que emulase una profesión. ¡Cuánta información contenida para los Arqueólogos en este simple juguete!. El otro objeto se trata de una muñeca de extremidades articuladas con rasgos griegos.
Las excavaciones, cuyo responsable es el Arqueólogo Joaquín Tremoleda, se llevaron a cabo entre Junio y Septiembre de 2010, en el área que ocupará el futuro centro de recepción de visitantes. Contaba con un presupuesto de 120.000 Euros que han permitido poner al descubierto dos necrópolis: una griega (del s. V al s. III a.C.), con un total de 30 tumbas; y otra romana (del s. II d.C.) de la que se han documentado 60 enterramientos. Destaca, por el alto número de enterramientos de menores, la alta mortandad infantil.
El Museo de Arqueología de Catalunya anunció que investigará el parentesco entre difuntos. Confiamos en que sabrán tener al público al día de todos los progresos en la investigación.
Fotografía: Pere Durán (El País)